Sistema de casa nido en divorcios; ¿un problema más o una solución?.

SISTEMA DE CASA NIDO EN DIVORCIOS; ¿UN PROBLEMA MÁS O UNA SOLUCIÓN?.

¿QUÉ PROBLEMAS SE APRECIAN EN LA PRÁCTICA?, ¿ES RECOMENDABLE?, ¿A QUÉ ME ARRIESGO?.

Si estás leyendo este artículo, probablemente es porque estás planteándote establecer un sistema de "casa nido" en tu familia como consecuencia de la ruptura con tu pareja, o al menos valorando la opción. 

 

Con este artículo, no pretendo ni mucho menos entrometerme en la intimidad de ninguna familia, pues creo que son los miembros de la misma quienes deben tomar las decisiones de qué organización será la mejor para ellos tras una ruptura. Sin embargo, sí me gustaría hacer una pequeña reflexión basada en mi experiencia como abogada de familia, atendiendo a personas que acuden a mi Despacho después de haber tomado la decisión de divorciarse.

Quizás te sirva de ayuda para darle una vuelta al asunto.

Lo que he podido observar durante mi experiencia como abogada de derecho de familia y mediadora, es que, cuando una pareja o matrimonio toma la decisión de continuar sus vidas de forma independiente, lo que más les preocupa (como es normal), es el bienestar de sus hijos. Quieren que sus hijos sufran el mínimo cambio posible en sus vidas, que todo siga "igual que antes" para ellos, sin alterar sus rutinas, entornos, horarios, zona de confort, etc.

No obstante, debemos asumir que es totalmente inevitable que la separación de los padres suponga un cambio drástico en la vida de los hijos y en la dinámica familiar. 

El objetivo debe centrarse en que esa transición a la nueva dinámica familiar sea lo más ordenada y menos traumática posible, intentando respetar (en la medida de lo posible) su vida cotidiana y por supuesto, bienestar emocional, pero dando por hecho que habrá un cambio que no podemos evitar.

 

Precisamente por ese miedo a que la vida de los hijos se vea alterada, es común que en un primer momento, las familias apuesten por un sistema de "casa nido", en el que son los padres quienes cambian de domicilio, y los hijos permanecen. Sin embargo, la práctica demuestra que lejos de ser una alternativa menos traumática, en ocasiones, tiene el efecto totalmente contrario. ¿Por qué sucede esto?, pues porque una ruptura emocional genera una tensión totalmente inevitable en el entorno familiar, la cual no se suaviza si se sigue compartiendo el espacio familiar. Es decir, en ese clima de tristeza, incertidumbre y en ocasiones, rabia y enfado, es muy complicado compartir la casa familiar de forma pacífica, pues es una forma de no desvincularse "del todo"; sigue habiendo un espacio en el que se coincide, gastos comunes, se comparte el espacio y enseres personales, las tareas domésticas son un foco de discusión, las personas que se invitan al domicilio, nuevas parejas, etc.

 

Por tanto, la práctica evidencia (en la mayoría de los casos), que en vez de presentarse como una solución menos perjudicial para los niños, generalmente, suele terminar siendo una alternativa más dañina, pues esa tensión siempre repercutirá en contra de toda la familia en su integridad.

 

Sin embargo, cada familia es un mundo, y el derecho de familia y los convenios reguladores no son rígidos; deben adaptarse a las circunstancias, necesidades y funcionamiento de cada familia.

Si necesitas asesoramiento en relación a cuál sería el sistema de guarda y custodia más adecuado para tu familia y las implicaciones legales de cada uno de ellos, contacta y recibe asesoramiento personalizado; la mejor decisión siempre será informarte desde un inicio para no dar pasos en falso.

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